Este video es una respuesta a un mensaje que demuestra lo importante que es conocer el tipo de cáncer, no solo para tratarlo. También para evitar un drama familiar, a veces innecesário.Este mensaje es de Antonio
Antonio tiene 35 años está casado tiene un hijo de 6 y le encanta jugar el pádel.
Hace una semana su medico le dijo – Antonio , tienes cáncer- quien ya ha pasado por esto se puede imaginar el drama. Antonio estaba desolado, muerto de miedo. Su madre no paraba de llorar pues a su marido se lo había llevado un cáncer de pulmón hace 4 años.
Cuando el equipo de pulso al cancer lee este mensaje lo primero que quiere averiguar que tipo de cáncer es y en que fase está.
Resulta que es un cáncer de testículo en fase 0. Cuando supimos esto pasamos a tranquilizar a Antonio y a su familia.
Es muy diferente tener un cáncer de pulmón, con menos del 10% de supervivencia, que un cáncer de testículo, que tiene una supervivencia del 95%. Por eso, decir «tengo cáncer» es decir muy poco. La palabra «cáncer» hace referencia a un grupo numeroso de enfermedades, concretamente más de doscientas, que tienen en común el hecho de que un conjunto de células ha empezado a multiplicarse de manera descontrolada.
Pero las cosas pueden ser muy diferentes en función del tipo de células que estén implicadas. No es lo mismo un cáncer de páncreas que una leucemia, un cáncer de mama o un melanoma. La forma en que se presentará, los problemas que dará, la velocidad a la que la enfermedad progresará o los tipos de tratamientos disponibles serán completamente distintos en unos casos y en otros.
Dicho así, la solución podría ser hablar de cánceres diferentes según el lugar donde se encuentran:en el cerebro, el pecho, el tubo digestivo.
Agrupados de esta manera se podrían diferenciar mejor. Pero tampoco es suficiente. Incluso dentro del mismo órgano podemos encontrar tipos de cánceres muy variados, dependiendo también del tipo de célula. La razón es que cada tejido está hecho de células que se comportarán de manera diferente en el caso de que se conviertan en cancerosas.
En el cáncer de pulmón, por ejemplo, hay el de célula pequeña y el de célula no pequeña. Son dos tipos con pronósticos y tratamientos distintos.
En el caso del cáncer de páncreas ocurre algo parecido. Lo más habitual es el adenocarcinoma pancreático, un tipo de cáncer con mal pronóstico que deriva de las células que fabrican el jugo que usamos para digerir los alimentos. Pero del páncreas también pueden surgir tumores «neuroendocrinos», derivados en este caso de las células de los islotes pancreáticos, las que fabrican la insulina y otras hormonas.
Células distintas, enfermedades completamente distintas, a pesar de provenir ambas del mismo órgano. Esto podría ser una simple curiosidad científica, un tecnicismo sin más relevancia, pero tiene una importancia clave en el pronóstico y los tratamientos que se pueden aplicar. El hecho de usar la palabra «cáncer» genéricamente no nos permite discriminar diferentes tipos de procesos, y esto hace que ante su diagnóstico aún sintamos un escalofrío antes de preguntar de qué cáncer en concreto se trata.
Por suerte, muchos de los cánceres más frecuentes (como el de mama o el de próstata) responden bien a las terapias actuales, por eso no es adecuado englobarlos con otros más raros que tienen mal pronóstico.
Por lo tanto, cuanto más genéricas son las estadísticas y los datos que vemos, más confusión pueden crear. Lo mejor es tener claro que no hay un solo cáncer, sino que hablamos de un grupo muy amplio de enfermedades. Y si buscamos información, no debemos generalizar, sino centrarnos en el tipo concreto que nos interesa.